Los accidentes de trabajo, además de las incuantificables pérdidas de valor humano, constituyen fuente de generación de costes, especialmente para las pequeñas empresas, pudiendo llegar a tener tal repercusión sobre sus resultados económicos, que tengan que plantearse el cierre de la misma. Entre los gastos derivados de la materialización de accidentes se encuentran, entre otros el coste de mano de obra directa o indirecta, el coste de los materiales de producción (equipos dañados propios o del cliente, el tiempo improductivo y en general el coste total del accidente como los primeros auxilios, traslados, sanciones, daños a terceros, etc.).
La prevención, no sólo debe considerarse como el resultado del mero cumplimiento legal y contractual de la normativa vigente, sino que tiene como objetivo final garantizar la seguridad de los trabajadores. Además, anticiparse a los riesgos invirtiendo en prevención contribuye de forma notable a mejorar el rendimiento, la eficiencia y la competitividad de la empresa de múltiples formas, sin olvidar la valoración positiva de la empresa en relación al cliente que contrata. Enumeramos a continuación algunos de los beneficios:
- La mejora de la salud y calidad de vida de los trabajadores se traduce en un mayor rendimiento y una mayor calidad en su trabajo.
- La aplicación de medidas preventivas puede representar mejoras en la productividad ya que se logran reducir las interrupciones y pérdidas de los procesos productivos. Se consigue que el trabajador realice sus labores de forma proactiva, llegando incluso a proponer acciones de mejora para al cliente.
- Un entorno de trabajo adecuado y una atención individualizada a las personas crean un clima de confianza que favorece la motivación y satisfacción de los trabajadores, así como su identificación y compromiso con la empresa y los objetivos de ésta.
- Invertir en prevención y formar a los trabajadores aumenta sus potencialidades, los prepara y predispone para el correcto desempeño de sus tareas.
- Tener un equipo de trabajo pluridisciplinar y con una buena política preventiva es un valor seguro por el que apostar de forma estratégica en la empresa, así como en procesos de licitación.
En definitiva, desde CTAIMA animamos a todas las empresas que apuesten por la cultura preventiva, pues además de mejorar su propia imagen, beneficiará las relaciones con proveedores, clientes, etc.